viernes, 7 de septiembre de 2012

NUNA SERÁS PASADO


Subí al pequeño avión que me repatriaba, con la certeza de hacer lo que debía. Al sobrevolar las aldeas de techos de paja, las colinas verdes que habían formado parte de mi vida estos últimos tres años, no sentí nada especial. Había cerrado una etapa. Conforme tomaba altura, me decía que aquello que quedaba atrás, era también pasado. Y así fue, hasta que meses después, en una de esas urbanizaciones de chalets adosados de la periferia, volví a sentir el olor a tierra mojada y el de la madera que ardía en las chimeneas. Entonces supe que nunca serás pasado. 

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