lunes, 8 de diciembre de 2008

PREPARANDO EL SOLSTICIO


― Camaradas, sed bienvenidos a esta Comisión. El partido os ha reunido con el objetivo que todos conocéis. Va ser una ardua batalla, pero debemos, tenemos la obligación de dar lo mejor de nosotros mismos, y que sea la victoria de ese laicismo integrador, solidario e igualitario que tanto anhelamos. Y no tenemos mucho tiempo, porque el presidente quiere anunciarlo en su mensaje navideño de este año a nuestro pueblo.
― Querrá decir para el mensaje del solsticio de invierno, compañero.
― Dices bien, camarada Ángel. Tenemos que hacer todo lo posible por dejar de usar este lenguaje sectario y antidemocrático que las hordas católicas han utilizado siempre para vejar a nuestro pueblo, para que nunca pueda salir de ese marasmo con el que la religión nos ha alienado. Por cierto, camarada, sería bueno que vaya pensando en cambiarse de nombre, porque no corresponde con nuestra línea, y si quiere tener futuro en el partido, tendrá que hacerlo.
― ¿Y cómo se hace eso, compañero? Porque así me bautizaron. ¿No podríamos hacer un “contrabautismo”? Alguna ceremonia laica que nos purificase de nuestras culpas católicas, y que nos dejasen limpios de ese pecado original de nuestros primeros padres nacionalcatólicos, de esa derecha cerril que hundió nuestra república y sumió a este estado de nuestras culpas en un valle de lágrimas.
― Bien dicho. Es una buena idea, que deberemos aportar a la plana mayor, con el presidente al frente. Sin embargo, debe cuidar un poco más su lenguaje, porque le he notado un cierto tufillo clerical en su manera de expresarse al final de su exposición, camarada Ángel. Y lo dicho, haga lo que le he comentado, y cambie su nombre.
― ¿Y me podría dar alguna idea, compañero?
― ¡Qué sé yo! Vladimiro, Solidario, Agnosticiano, Carlosdargüin… Piense un poco. Y deje de interrumpirme, que me llevan los demonios con usted.
― Una pregunta, compañero ― interrumpe otro miembro de la Comisión, que estaba sentado a la derecha, dicho sea esto sin otra connotación, del coordinador ―. Según nuestra ideología, Dios no existe. ¿O sí existe? Es que estoy un poco liado. Porque ya sé que los obispos y esa gente hay que crucificarlos, laicamente se entiende. Pero, a lo que iba ¿y el demonio? Porque usted ha nombrado a los demonios, imagino que porque usted piensa que eran más de uno. Como la Santísima Trinidad, que eran tres en uno, como ese aceite pre-constitucional que había para las puertas. Perdone el lío a la hora de explicarme. Yo era carpintero, como San José, y siempre me salen ejemplos de mi oficio. A lo que iba, ¿se puede decir «que me llevan los demonios»? La verdad es que me estoy liando. Creo que necesitamos instrucciones precisas en esto.
― Juan de Dios ― murmura en voz baja el coordinador de la comisión, tapándose la boca ―. Llama a Pepiño. Yo no sé quién coño ha elegido a esta Comisión. Esto parece un contubernio judeo- masónico. Aquí hay infiltrados del PP, estoy seguro.
― ¿Y eso se puede decir, Jesús María? Que me suena a franquista.
― ¡Y yo qué sé! Y no me llames más Jesús María. Llámame Liberto, que me vas a arruinar la carrera, joder. Que en cuanto se apruebe la ley orgánica me voy a poner ese nombre. Y tú ve pensando en alguno. Porque el tuyo también rechina. Vaya pandilla que nos han buscado para esta Comisión. Uno carpintero, el otro soldador. Y el negro aquel del final, ¿de qué agrupación vendrá? Por lo menos su nombre será raro.
― Coño, Liberto, que somos un partido de clase. No hables así de los camaradas. Y se llama Noël, no sé si como el del arca o el del trineo, no me lo preguntes.
― ¡Pero esto es que es muy serio! Nos estamos jugando mucho, y hay que contar con las mejores mentes. A estos ya se lo damos después masticadito. Cada uno vale para lo que vale. Y esta gente es buena para ir con las pancartas y para saludar al presidente en las campañas. Es que no os enteráis los de la central. Dejadme la estrategia a mí y verás lo que hago.
― Bueno, ¿por dónde íbamos compañeros? ― continúa Liberto Jesús María ―. Retomemos la reunión.
― El compañero carpintero preguntaba si el demonio era bueno o era malo ― trata de centrar Noël.
― No, que si era de los nuestros o de ellos ― corrige el camarada carpintero ―.
― Ay Juande, que me da la alergia. ¡Aaaaatchiiiisss!
― ¡Jesús!
― ¡Liberto!
― Que era por el estornudo.
― Iros todos a tomar por culo.

No hay comentarios: